Purranque 2007

El próximo fin de semana se realizará en Purranque la Segunda Convención Chilena de Origami, organizada por la gente de Origami Chile. Siempre practiqué esto como una disciplina autodidacta y solitaria y, a pesar de que sabía hace más de un año de la existencia de la asociación chilena, mis constantes viajes, lecturas, parrandas y cenas familiares hicieron que nunca nos conociéramos. Finalmente decidí asistir este año a la convención. Con bastante humildad me propuse doblar tres sencillas figuras para ponerlas en la exhibición general (es lo que yo entiendo por participar, a fin de cuentas).

Estas tres figuras representan perfectamente lo que yo entiendo por origami: la ardilla de Perry Bailey, el panda de Stephen O'Hanlon y el caballo de Aníbal Voyer. Las tres cumplen con los tres enunciados que para mi son los fundamentales que debe poseer una figura perfecta de origami:

1. Son simples, esto es: no tienen miles de dobleces unos sobre otros, de tal manera que no se hace necesario papeles absurdamente delgados y resistentes o elasticados. Toda figura debe poder hacerse con una hoja regular de papel.

2. Son expresivos. Más allá de que tan realista es una figura, si ella está diseñada con talento, si sabe explotar con inocencia el poder abstracto de interpretación del hombre, logrará su empatía y su juego, al reconocer en aquella figura al animal que se pretendía y despertará en él un sentimiento. El origami es un juego, la expresividad se logra en los recuerdos y no en el diccionario.

3. son autosuficientes. Son unidades expresivas que ya no dependen de su autor ni de una determinada escuela interpretativa, se paran sobre sus propias patas y nos miran con un sentido propio y una vida. La figura de origami nos mira.

Ahora les comparto el modelo del caballo de Aníbal Voyer que pondré en mi rincón. No está perfecto, aún soy un novato. Detalles como sus pezuñas definitivamente me superaron. Tuve que utilizar por primera vez en mi vida (y a regañadientes) papel metalizado, en orden de preservar el modelo del ajetreo del viaje y del desdoblamiento con que los días atacan a las figuritas de simple papel (me gusta eso, la vida de un origami debe ser breve).